El perro es el mejor amigo del hombre. Es lo que se suele decir a menudo, aunque no siempre se cumple. En el caso de esta historia, por muy extraño que parezca, la mejor amiga de Fiona Presly, una asistente de la biblioteca de Inverness, que vive Tierras Altas de Escocia, es una abeja reina.
La historia comienza así, tal y como ella la contó: «Mientras cuidaba mi jardín, vi a una abeja reina arrastrándose por allí. Lo que más me sorprendió fue que el animal no tenía alas.
Me informé y podría haber sido probablemente que la abeja pudo haber sido infectada con un virus que habría causado problemas en el desarrollo de sus alas». Parecía que la abeja no tenía apenas posibilidades de vivir, pero la mujer se puso manos a la obra.
La bibliotecaria creó un mini jardín vallado, poniéndole un poco de agua azucarada y haciendo así surgir la amistad entre ambas.
La abeja siempre salía a saludarla, incluso la abrazaba entre sus manos. Hay que tener en cuenta que las abejas terrestres tienen una esperanza de vida de solo 18 semanas, pero Presly estaba cuidando tan bien de su nueva amiga que sobrevivió.