Muchas personas cometen el fallo de pensar que, si engordan, es únicamente a causa de la cantidad de comida que ingieren o del poco ejercicio que realizan. Sin embargo, no todo se basa en eso. Los hábitos y costumbres que tengas también influyen en tu estado físico. Por ello es importante que cuides lo que haces.
5 Malos hábitos que hacen que engordes sin darte cuenta
1- Estás todo el día sentado o tumbado
Si, después de pasarte 8 horas sentado en el trabajo, llegas a casa y te tumbas en el sofá, tu cuerpo no se activa nunca. El sedentarismo se irá poco a poco afianzando como tu estilo de vida. Esto conlleva muchas consecuencias negativas para tu salud, entre ellas el aumento de peso.
Para evitar esto, haz al menos 30 o 40 minutos de ejercicio físico cada día. Esto te ayudará a mantenerte en tu peso y sentirte mejor.
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2- No meriendas
El hecho de no merendar, tanto a media mañana como a media tarde ,hace que llegues a la comida y a la cena con mucha hambre. Por consiguiente, comerás mucho más rápido y más cantidad de la que deberías. Además, hacer más comidas al día hace que tu metabolismo esté funcionando constantemente y te ayuda a quemar calorías.
3- Sueles ir de tapas después del trabajo
Parece una tontería, pero la costumbre de ir cada dos por tres a tomar algo después de trabajar puede hacerte aumentar de peso. Una copa de vino blanco tiene 125 kcal, una cerveza 100 kcal, una ración de patatas fritas 200 kcal... Sin darte cuenta, estás ingiriendo muchas más calorías de las que deberías.
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4- Comes emocionalmente
Si llegas a casa malhumorado, cabreado o triste, no lo pagues con la nevera. Tu frustración no se disipará porque te comas esa tableta de chocolate entera o te prepares una hamburguesa de cuatro pisos. No confundas el hambre con las ganas de comer. El apetito emocional puede jugarte muy malas pasadas, por lo tanto, controla tus emociones y no caigas en la tentación.
Si te resulta muy difícil acabar con este mal hábito, deberás acudir a un psicólogo para que estudie tu caso.
5- Cenas muy tarde o no cenas
Cenar muy tarde puede hacer que no hagas bien la digestión y que no quemes suficientes calorías. Por lo tanto puede hacer que aumentes de peso. Por otro lado, no cenar hará que duermas peor y estés constantemente pensando en el hambre que tienes. Esto puede hacer que al día siguiente comas de más.
