Casi todos sufrimos de desequilibrios hormonales, sea por las causas que sean. Una de las hormonas que más se relacionan con estos desequilibrios son los estrógenos. Son hormonas sexuales esteroideas, principalmente femeninas, que se producen en los ovarios y en las glándulas suprarrenales. Son las responsables de:
- El crecimiento de las mamas.
- La aparición de la menstruación.
- El ensanchamiento de las caderas.
Los receptores de estrógeno están presentes en muchos tejidos: los riñones, el cerebro, los huesos, el corazón, los pulmones, etc. Esta es la razón por la cual muchos sistemas se ven afectados cuando se produce un desequilibrio de esta hormona.
¿Qué es la dominancia del estrógeno?
La dominancia del estrógeno es un término acuñado por el Dr. John Lee, y se define como el exceso de estrógeno en el cuerpo en relación a la progesterona.
Este desequilibrio puede contribuir a síntomas como: sensibilidad en los senos, cambios de humor, antojo de alimentos, aumento de peso, migrañas, períodos irregulares, etc. Las mujeres con problemas relacionados con la fertilidad también pueden tener desequilibrios hormonales debidos a la dominancia de estrógeno.
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Por otro lado, las mujeres que padecen esta condición, también pueden tener mayor riesgo de desarrollar quistes, pólipos y endometriosis, así como cáncer de mama y de útero.
Aún así, el estrógeno no es malo ni mucho menos, de hecho es necesario para tener ciclos menstruales normales, mantener la densidad ósea, mejorar la salud del corazón y tener un buen estado de ánimo.
Con la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen y aumenta el riesgo de desarrollar osteoporosis, enfermedades de corazón y cambios de humor.
Llegados a este punto, seguramente te preguntarás "¿entonces cuál es la clave?" Pues bien, la clave está en el equilibrio.
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Cómo conseguir el equilibrio hormonal
La dieta puede desempeñar un papel importante en el equilibrio hormonal saludable. Cuando se trata de la dominancia de estrógenos, es importante asegurarse de que la función hepática y la digestión están funcionando de manera óptima.
El hígado es el responsable de metabolizar el estrógeno, y el sistema digestivo elimina el estrógeno descompuesto. Los alimentos que promueven la función hepática y digestiva son:
- El té verde
- Los vegetales de hoja verde (col rizada, acelga suiza, espinaca, rúcula...)
- Los vegetales crucíferos (brócoli, repollo, coles de Bruselas...)
- Las cebollas y el ajo
- Los alimentos ricos en fibra (frutos rojos, semillas de chía, frutos secos, etc.)
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Los alimentos vegetales que afectan a las hormonas femeninas contienen estrógenos naturales llamados fitoestrógenos. Los fitoestrógenos son compuestos químicos no esteroideos que se encuentran en los vegetales y ejercen un efecto estrogénico más débil que los estrógenos producidos por el cuerpo.
Además de incluir estos alimentos en la dieta, también es importante limitar la exposición a los xenoestrogenos. Los xenoestrógenos son compuestos sintéticos que se parecen en estructura química a los estrógenos producidos naturalmente. Algunos xenoestrógenos son especialmente peligrosos para las mujeres, ya que se han relacionado con un mayor riesgo de padecer cáncer de mama.
Estos compuestos se unen a los receptores de estrógeno en diversos tejidos y pueden elevar sus niveles causando un desequilibrio. Podemos encontrar xenoestrógenos en cosméticos, lociones, plásticos y pesticidas. Los componentes a tener en cuenta para saber si el producto es dañino son:
- Bisfenoles
- Dioxinas
- Óxido de etileno
- Parabenos
- Ftalatos
- Bifenilos policlorados (PCB)
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Por último, la actividad física y los niveles de grasa corporal desempeñan un papel importante en el mantenimiento de los niveles óptimos de estrógeno. El ejercicio no sólo ayuda a disminuir los niveles de estrógeno, sino que también puede mejorar su excreción.
Si crees que puedes estar sufriendo algún tipo de desequilibrio hormonal, lo mejor es que acudas a un ginecólogo que te realice las pruebas pertinentes y estudie tu caso.
