Los gatos, a menudo, exhiben un comportamiento muy peculiar justo después de hacer sus necesidades. Desde comenzar a luchar contra su propia cola hasta atacar a humanos desprevenidos. Entre sus hábitos más curiosos se encuentra el correr desesperadamente hacia su caja de arena.
¿Están huyendo de sus propios excrementos? ¿La eliminación de sus desechos hace que entren en un estado de euforia momentánea?
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La primera teoría parte, desde un punto de vista biológico, de que algunos especialistas en comportamiento animal sospechan que el hecho de que los gatos se comporten de forma tan diferente cuando acaban de hacer caca se debe al temor que sienten porque un depredador pueda rastrearles a través del olor de sus excrementos.
Otra teoría postula que los gatos solían ser lamidos por sus madres después de defecar cuando eran bebés, ya que era una muestra de independencia, y, al no estar cerca de ellas, ahora se sienten extraños.
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¿No te convencen estas teorías? Pues bien, existe otra que asegura que tanto los humanos como los gatos tenemos un nervio vago que sale del tronco cerebral. En ambas especies el nervio puede estimularse por la defecación, lo que lleva a una sensación placentera, algo que algunos han llamado euforia posterior a la defecación.
Al correr, el gato simplemente puede estar gastando todo ese exceso de energía provocado por la estimulación del nervio.
Menos interesante es la teoría que afirma que los gatos peculiarmente higiénicos pueden simplemente querer sacudirse para eliminar el exceso de materia fecal de su trasero. También puede deberse a un problema digestivo que les ha provocado alguna incomodidad de la que intentan huir.
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El problema principal es que se ha investigado tan poco en esta curiosa manía de los gatos que aún no hay ninguna respuesta universalmente aceptada. Lo que está claro es que hay algo que los mueve a actuar así y sería interesante saber qué es.
