4 Razones que explican por qué cometemos faltas de ortografía y los 4 trucos para evitarlas de una vez por todas

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Da igual las veces que lo revises. Por muy importante que sea ese trabajo de la universidad que llevas currándote tanto tiempo o ese informe que debes entregar a tu jefe mañana, siempre, siempre, siempre, se nos termina colando una falta ortográfica.

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Lo más curioso de todo es que normalmente son faltas obvias que todos podemos identificar con un simple golpe de ojo. Faltas que te dejan en evidencia de lo absurdas que son, pero que por alguna razón pasan desapercibidas a nuestros ojos.

Bueno, pues tranquilo, no debes preocuparte por esto. A pesar de lo que piensa la mayoría de personas (tú incluido), la realidad es que los errores ortográficos no afectan a la calidad de los textos.

Undrey / Shutterstock

Sin embargo, sí es verdad que cada vez que leemos un texto que presenta numerosos fallos en su escritura, pensamos de forma automática que el trabajo es precario y que quien lo ha escrito es un completo inepto.

Pero, ¿es esto cierto?

Es una tarea exigente

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Según Tom Stafford, experto en el estudio de los fallos ortográficos y sus aspectos relacionados en la universidad de Sheffield (Reino Unido), lo que ocurre es que la escritura es una tarea muy exigente. A través de ella intentas transmitir un significado, lo cual requiere mucho trabajo.

El cerebro automatiza

Tal y como sucede con las demás tareas complejas, el cerebro automatiza y presta menos atención a las tareas simples que intervienen en el proceso. En este caso, se trata de convertir las letras en palabras y las palabras en frases, para así dedicar más atención al significado.

sirtravelalot / Shutterstock

El tipo de información que nos llega

Los humanos combinamos la información sensorial con la información referente a expectativas, y a través de ese proceso extraemos significados. Esto hace que podamos asimilar los conocimientos de forma más rápida al leer el trabajo de otro.

Sin embargo, cuando el trabajo es de cosecha propia, como ya sabemos lo que queremos transmitir y esperamos que ese significado esté ahí, no prestamos atención a las partes que faltan porque nuestro cerebro las "autocompleta" inconscientemente. Esto explica por qué pasamos por alto detalles evidentes que otros perciben casi sin prestar atención.

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De alguna forma, cuando leemos un texto estamos recordando nuestra imagen mental. Si ya sabemos la palabra que sigue, es muy probable que la mente la complete anticipadamente, y por lo tanto no vea el fallo.

Un ejemplo claro es leer "tarde" en lugar de "tadre" porque la mente ya sabe que esa palabra aparece en esa zona del texto, por lo que la "autocompleta" prácticamente sin leerla. Se anticipa porque sabe qué palabra espera.

Minerva Studio / Shutterstock

Gracias a este proceso, nuestro cerebro puede centrarse en otras tareas más "complejas" o que no pueden automatizarse.

El conjunto frente a lo individual

Al contrario de lo que le ocurre a nuestro cerebro, que lee lo que espera leer, el cerebro de un nuevo lector no puede anticiparse al texto. Necesita fijarse concienzudamente en los elementos simples para obtener una imagen general y por ello, es capaz de detectar los errores más fácilmente.

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De esta manera, un texto complejo probablemente tendrá más faltas ortográficas puesto que habrá requerido un mayor esfuerzo a la hora de formar un significado general en detrimento de procesos más simples como la ortografía. Es por esta razón que los errores de ortografía no deberían afectar a la calidad del texto.

¿Qué podemos hacer para intentar reducir los fallos ortográficos?

zamzarina abdullah / Shutterstock

Como ya hemos dicho, por mucho que miremos una y otra vez un texto, es casi imposible que no se nos escape alguna que otra falta. Aún así, puedes probar los siguientes consejos para intentar que esto ocurra lo menos posible:

- Cambia el tamaño de la fuente del texto. - Cambia el tipo de fuente de letra. - Imprime una copia en papel, revisa y marca con lápiz los fallos. - Cambia el color del fondo para que las letras contrasten más.

Aunque esto nos deje más tranquilos, aún así a veces no hay excusa a la hora de asegurar  que un texto esté bien redactado y sin faltas de ortografía. ¡No dudes en repasar tus escritos para que nadie pueda decirte nada!

¿Cometes muchas faltas de ortografía? ¿Sabías que nuestro cerebro nos podía jugar una mala pasada?

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Fuente: Wired, BBC
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