4 Mitos que deberían ser desmentidos cuanto antes sobre los famosos alimentos genéticamente modificados

4 Mitos que deberían ser desmentidos cuanto antes sobre los famosos alimentos genéticamente modificados

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A la hora de elegir los alimentos correctos para llevar una dieta equilibrada y libre de químicos y productos ultraprocesados, una de las principales preocupaciones es evitar comprar alimentos genéticamente modificados. Se conocen como OGM, y son mucho más comunes en nuestra dieta de lo que piensas. Sin embargo, alrededor de ellos hay una serie de mitos que debes conocer.

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4 Mitos sobre los OGM y los alimentos orgánicos que debes saber

1- Los alimentos orgánicos son más seguros porque no tienen pesticidas

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En los supermercados, los consumidores tienen la opción de comprar alimentos producidos convencionalmente o su versión orgánica, que suele ser más cara.

Para que los fabricantes de alimentos etiqueten sus productos como orgánicos, estos deben cumplir con los estándares establecidos por las organizaciones y los gobiernos. La Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura Biológica (IFOAM), una organización no gubernamental que promueve la agricultura orgánica a nivel internacional, ha establecido directrices que han sido ampliamente adoptadas para la producción y elaboración orgánicas.

Estas directrices se consideran como “normas mínimas”, sin embargo, a medida que la agricultura orgánica se ha ido generalizando, muchos países desarrollados han definido sus propias normas orgánicas.

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En general, en el cultivo de los alimentos es obligatorio el uso de métodos que contribuyen al mantenimiento o mejoramiento de la fertilidad del suelo. Además, por lo general se aprueban los insumos naturales y se prohíben los insumos sintéticos.

Los alimentos orgánicos, según esa definición, no pueden haber usado fertilizantes sintéticos o pesticidas durante su cosecha, pero el hecho de que un cultivo se ajuste a la definición de orgánico no significa que esté totalmente libre de residuos de fertilizantes.

La certificación orgánica del USDA permite sustancias naturales como feromonas, vacunas para animales y un número limitado de pesticidas naturales. De hecho, un estudio realizado en 2011 por el USDA, demostró que el 39% de 571 muestras orgánicas analizadas tenían residuos de plaguicidas, aunque muy por debajo de la tolerancia establecida por la EPA.

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2- Los alimentos orgánicos son más saludables

Desde que comenzaron a regular los productos orgánicos en 1990, sus defensores han afirmado que comer alimentos orgánicos es más saludable. Sin embargo, esa afirmación en realidad es engañosa.

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Después de analizar 240 estudios sobre el valor nutricional de los alimentos orgánicos, los investigadores descubrieron que "carecen de pruebas sólidas para asegurar que los alimentos orgánicos son significativamente más nutritivos que los alimentos convencionales".

Los investigadores sí concluyeron, sin embargo, que comer orgánicamente podría reducir la exposición de los consumidores a los residuos de plaguicidas y la posibilidad de ingerir bacterias resistentes a los antibióticos.

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3- Los OMG son peligrosos

La capacidad de alterar la composición genética de un cultivo ha sido el tema de acalorados debates durante décadas. Los organismos genéticamente modificados (OGM) son cultivos con genomas que se han manipulado con ADN de otros organismos.

Los científicos han creado variedades genéticamente modificadas de cultivos que contienen genes que los protegen de plagas, malas hierbas o incluso ciertos virus. A pesar de que los primeros organismos modificados genéticamente llegaron al mercado hace 23 años, el debate sobre su seguridad todavía está presente.

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Los cultivos de ingeniería genética permiten a los científicos transferir rasgos deseables de otros alimentos y eliminar ciertas características perjudiciales.

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Por poner un ejemplo, se descubrió que la bacteria Bacillus thuringiensis, es un insecticida de origen natural. Por lo tanto, recientemente, los bioingenieros han modificado los genes presentes en los cultivos del maíz, para eliminar la proteína insecticida que contiene este microorganismo natural.

Las modificaciones genéticas, en muchas ocasiones, hacen que los cultivos sean más seguros para los trabajadores agrícolas y que los cultivos sean más resistentes a los insectos y a las infecciones virales. Esto último hace que las plantas necesiten menos pesticidas para sobrevivir. De hecho, en ocasiones, son incluso más nutritivos.

Según la OMS, no se ha demostrado que ningún alimento genéticamente modificado tenga un efecto negativo en la salud humana en los países en los que se han aprobado estas prácticas.

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4- Los OGM son malos para el medio ambiente

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Las personas que se oponen a los transgénicos a menudo destacan su supuesto efecto sobre el medio ambiente. Temen que los cultivos transgénicos supriman la biodiversidad natural de un área.

Tal vez lo más notable es que señalan que los OGM requieren un mayor uso de herbicidas, lo que reduce la biodiversidad y hace que las malezas sean más resistentes a los productos químicos.

Pero en realidad los OGM no causan tanto daño como puede parecer. De hecho, un estudio de 2016 demostró que, los cultivos de OGM como el maíz, en realidad requieren menos pesticidas en comparación con los cultivos no modificados genéticamente.

Otro estudio de 2014 demostró que los cultivos genéticamente modificados tuvieron un rendimiento un 22% mayor que las variedades no modificadas genéticamente. Además, muchos cultivos de OGM, necesitan menos agua que las variedades orgánicas.

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Existen muchos mitos alrededor de las alimentos que deben ser desmentidos. Estos son solo 4 de ellos.

¿Conoces algún otro mito falso a cerca de estos alimentos? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

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Fuente: Science Alert
Este artículo se ha realizado únicamente con fines informativos, no está destinado a proporcionar asesoramiento médico. ROLLOID no se responsabiliza de las posibles consecuencias de cualquier tratamiento, procedimiento, ejercicio o modificación de la dieta, que se ponga en práctica tras la lectura de esta publicación. 
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