La demencia y las enfermedades relacionadas con el deterioro de la función cognitiva como por ejemplo el Alzheimer, son muy comunes al llegar a una determinada edad. De hecho, el Alzheimer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
En 1990, un pequeño estudio realizado a 22 pacientes que sufrían Alzheimer descubrió que existían altas concentraciones de homocisteína en su sangre. La homocisteína es un aminoácido (la parte fundamental de la proteína) que se produce en el cuerpo humano. A día de hoy, este aminoácido se considera un factor de riesgo fuerte para el desarrollo de la demencia y la enfermedad de Alzheimer.
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Los investigadores estiman que hasta uno de cada seis casos de Alzheimer puede atribuirse a la elevación de la homocisteína en la sangre, y se cree que esta juega un papel importante en el daño cerebral y el deterioro cognitivo y de la memoria. Sin embargo, esto podemos combatirlo aumentando nuestro consumo de folato, vitamina B12 y vitamina B6.
A medida que envejecemos, nuestros cerebros se atrofian lentamente. Por suerte, la disminución de los niveles de homocisteína gracias al consumo vitamina B, puede ralentizar la degeneración de la función cerebral en personas con deterioro cognitivo leve. Esto podría retrasar la aparición del Alzheimer.
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Un estudio de seguimiento fue más allá al demostrar que el tratamiento con vitamina B era capaz de reducir hasta siete veces la atrofia cerebral en las regiones específicamente vulnerables a la enfermedad de Alzheimer.
Una dieta basada en plantas, podría reducir los niveles de homocisteína en un 20% en solo una semana. Los investigadores sugieren que esto puede ser debido a la fibra. Cada gramo de fibra puede aumentar los niveles de folato (una vitamina del grupo B) en la sangre en casi un 2%.
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Este es uno de los muchos motivos por los cuales es tan importante aumentar la ingesta de frutas y verduras y reducir el consumo de carne y productos de origen animal.
