Antes de tener un hijo se suele caer en el error de pensar que no serás unos de esos padres que chillan como locos a sus pequeños. Cuando ya lo tienes, te das cuenta de que esa realidad no es tan fácil de alcanzar como parecía.

Los niños, aunque son adorables, también son máquinas de gritar, pedir, preguntar y exigir, lo que normalmente, si estás cansado, te va a sacar de tus casillas provocando que grites como si no hubiese un mañana.

Pero no te sientas mal, porque está demostrado que todos los padres han gritado alguna vez a sus hijos en momento de cabreo.

Trucos para evitar chillar a tus hijos cuando te enfades

1- Piensa

ABC

Cuando estás enfadado lo más normal es que a veces ni pienses antes de ponerte a gritar. Incluso llegamos a decir en alto o a gritos cosas que se nos vienen a la cabeza fugazmente, y luego nos arrepentimos porque no las habíamos pensado bien ni querido decir así.

El truco para evitar que esto suceda es pensar un par de minutos, en ese breve período de tiempo seguro que los malos pensamientos se van y puedes decir cosas más normales, tranquilas y conscientes.

Otra técnica exitosa es que cuando estés muy cabreado prueba a grabar lo que se te ocurre decir, así vas a aprender mucho de ti mismo.

2- Siente

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Desde bien pequeños nos han enseñado a reprimir nuestros sentimientos y cuando estamos cabreados o tristes, anular estas emociones negativas y calmarnos o intentar olvidarnos de ellas. Sentimos decirte que esto puede ser perjudicial para nosotros porque puede anular sentimientos que realmente necesitan ser procesados.

A muchos de nosotros no se nos enseñó cómo manejar nuestros sentimientos. A menudo, con las mejores intenciones, nos enseñaron a calmarnos, relajarnos o, de alguna manera, a distraernos cuando estábamos enojados. Estas técnicas pueden llevar a anular sensaciones importantes que deben procesarse.

Si cuando estás cabreado creas una conciencia real de lo que está pasando y lo puedes nombrar en alto tendrás una mejor oportunidad de controlar el grito y esos sentimientos.

3- Haz

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Después de haber seguido los anteriores pasos, llegarás al tercero con el suficiente control para poder hacer lo que quieras sin ira. Cuando comienzas a ser consciente de tus sentimientos reales como el enfado y la ira, estás aceptando que esos sentimientos son naturales y que todo el mundo los posee, pero ahora tú sabes cómo manejarlos. La próxima vez que alguien te enfade tienes que coger todos esos pensamientos negativos y fugaces y observarlos hasta que se pasen. Mira por dónde va tu cabreo y finalmente haz lo que creas pertinente, o no hagas nada. No hay necesidad de actuar si no lo ves realmente necesario.