El amor no siempre surge de la misma forma. Hay veces que ocurre a primera vista, y solo con ver a esa persona ya notas que el corazón te late más rápido. Y otras ocasiones en la que sucede más lento, incluso después de años de una bonita amistad. Pero una vez que se da, el enamoramiento es un proceso de química cerebral, en el que el olfato, aunque no lo creas, tiene un papel principal.
¿Se puede enamorar a alguien solo con el olor?
Son muchos los estudios que han investigado cómo influye este sentido en la forma en la que el ser humano se siente atraído hacia otro igual.
"En los humanos, las parejas se escogen en términos de bases sensoriales, tanto auditivas como visuales y olfativas. En este sentido, las olfativas son las que primero se notan, aunque la persona crea que no puede oler a la otra y que todo fue visual. El olfato también se agudiza conforme pasa el tiempo y la relación se hace más sólida", indica Mark Kristal, neuropsicólogo de la Universidad de Buffalo (EE. UU.) y especialista en la llamada "química del amor".
La feromonas
Y una de las razones para ese poder del olfato son las feromonas, hormonas relaciones con la atracción y el placer, que se detectan por la nariz. "Las hormonas son imperceptibles, posiblemente ni siquiera tengan un olor, pero llegan a nuestro cerebro por medio del sistema olfativo y activan principalmente la atracción sexual, el miedo, la alarma y el sentido de pertenencia y territorio".
El olor corporal
Dean Drobot / Shutterstock
Aunque cueste creerlo, el olor corporal es una de las motivaciones que nos hace enamorarnos locamente de una persona. Según un grupo de científicos alemanes, las personas buscan en su pareja un olor corporal que se asemeje al de uno mismo, porque de esta forma resulta ser más compatible. Asimismo, aseguran que es un acto inconsciente y que en la actualidad seguimos bajo el influjo de instintos tan primarios como éste.
Diferentes narices
Claire Wyart, neuróloga de la Universidad de Berkeley, que cada nariz humana es un mundo completamente distinto, con receptores olfativos diferentes, por lo que un olor en concreto puede parecerle muy diferente a distintas personas.
"Son muchos los ejemplos: usted puede amar el olor a pastel de manzana con canela porque su abuelita lo cocinaba mucho y eso le trae lindos recuerdos, pero otra persona que tal vez trabajó como esclava en una cocina en la que se hacían esos pasteles puede experimentar rechazo a ese mismo olor", cuenta Wyart. Y con el amor sucede algo parecido.
