El grafiti es una modalidad de pintura libre que generalmente se realiza en espacios urbanos. Cualquiera que decida pintar en una pared puede hacer uno, sin embargo, los verdaderos artistas crean impresionantes obras de arte realmente difíciles de copiar.
Su origen en España se remonta a los años 80, en plena movida madrileña, cuando muchos jóvenes se lanzaron a pintar sobre las paredes a modo de protesta o para burlarse de ciertas personalidades del ámbito público.
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Estas pinturas suelen estar prohibidas en todas las ciudades, aunque, en algunas, hay sitios habilitados para que los que quieran puedan darle rienda suelta a su creatividad. De hecho, muchos locales comerciales han contratado a grafiteros para que pinten su fachada y diferenciarse del resto.
Lo cierto es que, aunque aún no sea completamente legal, debemos reconocer que muchos de ellos son una pasada y, además, dan un toque de humor a las calles digno de admirar.