La llegada de un hijo es probablemente uno de los momentos más felices en la vida de los padres. Sin embargo, a pesar de que incluso antes de conocerlo ya se convierte en la persona a la que más quieres en este mundo, tener un nuevo miembro en la familia no es un camino de rosas.
Tener un hijo, especialmente el primero, es la crisis más grande que vive una mujer. Ser madre significa dejar de pensar solamente en ti misma, significa estar 24 horas pendiente de un ser que depende de ti para todo y significa confiar en que tu instinto te guiará para saber cómo hacerlo todo y sobrevivir.
Probablemente sea lo mejor que te ha pasado en la vida, pero no te agobies, el primer año es realmente duro.
Motivos por los que el primer año de maternidad es el más duro
1- Expectativas
Mientras estabas embarazada, o incluso antes, seguro que ya tenías expectativas muy altas de cómo sería tener un hijo, del tiempo que ibas a pasar con él, de las cosas que le ibas a enseñar o de las comidas saludables que le ibas a hacer; a la vez que mantenías la casa impecable y un físico en forma.
Estas expectativas no suelen cumplirse, el primer año no suele ser tan bonito como uno espera y, por lo tanto, esto afecta a tu estado de ánimo.
2- Tu cuerpo no es el mismo
En la mayoría de los casos, durante el primer año tras dar a luz, el cuerpo se está recuperando del embarazo y del parto. Tu cuerpo nunca ha sufrido una transformación así antes y necesita tiempo para volver a sus estado original.
Incluso si eres de las que tarda poco en recuperarse, tu cuerpo no va a ser enseguida el que era antes del embarazo. Aunque tengas la autoestima alta y sepas que esto es algo que conlleva la maternidad, no sentirte a gusto completamente con tu cuerpo hace que el primer año todo sea más difícil.
3- Aprendizaje
El primer año de maternidad, cada día es un reto. Cada día tendrás nuevas preguntas y tendrás que aprender nuevas habilidades para que tu bebé esté sano y feliz. Algunos días fluirán sin problemas, pero otros te desesperarás tratando de encontrar la forma de que se duerma o deje de llorar.
4- Agotamiento y falta de sueño
Durante muchos meses, no serás consciente ni de la hora queÉ es. ¿Qué diferencia hay cuando cada 2 o 3 horas tienes que estar despierta? Aunque no seas especialmente dormilona, la falta de sueño afecta al estado de ánimo. El día que puedas dormir 4 horas seguidas serás la persona más feliz del mundo. Ten paciencia, todo pasa.
5- Tu vida cambia drásticamente
Ni que decir tiene que ser madre te cambia el estilo de vida por completo. Pasas de tener una autonomía completa de tu vida, tus horarios y tu cuerpo, a ser responsable de otro ser las 24 horas al día, los 7 días a la semana.
Por supuesto que es lo menos importante, pero el no poder salir a tomarte un cerveza con las amigas o irte una tarde de compras, también afecta a que el primer año sea especialmente duro.
6- No tienes el control
Hasta que te acostumbres a tu nueva rutina de vida, es normal que a veces te sientas agobiada o fuera de control. No es fácil llevarlo todo para adelante. Su comida, sus horarios de sueño, sus berrinches, sus llantos. Es normal que te sientas desbordada. No te agobies, poco a poco te irás acostumbrando y todo será más fácil.
7- Cambio
Los bebés cambian tan rápidamente, que cada vez que sabemos lo que necesitan, sus necesidades han cambiado. Cuando pensamos que ya tenemos controlados sus horarios de sueño y de comida, empiezan a crecer y los alteran. Cambiarás tu rutina más de lo que lo habías hecho nunca antes.
8- Primeros fracasos
Ser madre es tener que aceptar un fracaso tras otro y, no siempre estamos preparadas para ello. Que no consigas que tu hijo se duerma o coma no quiere decir que estés fracasando como madre. El primer año es duro, el bebé se tiene que acostumbrar a ti y tú a él.
9- Atención 24 horas
Porque es imposible dividirte, sino tendrías que hacerlo. Los bebés requieren de atención completa a no ser que estén durmiendo, que no suele ser mucho rato seguido. Es normal que sientas que no te da tiempo a nada y que abandones tus aficiones, tus tareas e incluso, a tus amigos.
10- Exceso de consejos
Todo el mundo querrá darte consejos. Y la mayoría no sólo no serán deseados, sino que además no te serán útiles. Muchas personas te harán preguntas sólo para poder contar sus experiencias sobre el tema.
Hazle caso sólo a aquellas personas de confianza que sabes que sólo tratan de ayudarte y no olvides que nadie conoce mejor a tu hijo que tú misma, así que nadie mejor que tú sabe lo que necesita.