Todo buen cocinero te dirá que la comida y la cocina tienen mucho que ver con la ciencia y la química, ya que puedes trabajar con enzimas, con el pH y con los cambios de temperatura.
Pero mantener un equilibrio de todo y conseguir mejorar los alimentos puede ser un poco difícil si no sigues las pautas adecuadas y menos aún si tienes hijos, trabajo y no consigues sacar tiempo para nada.
Pero no te preocupes, gracias a la ciencia conseguirás obtener unas comidas deliciosas.
A continuación te mostramos tres trucos de cocina que mejorarán tus comidas y que están basados en la ciencia. 1- Dejar la fruta durante la noche en agua con limón.
Probablemente ya sepas que el zumo de limón sirve para evitar que la fruta se oxide y adquiera ese color marrón que tanto odiamos. Pero si no quieres que tenga un gran sabor a limón, debes utilizar esta técnica.
Primero, corta la fruta en trozos. Después, vierte agua en un plato pequeño y exprime un limón entero. Sumerge la fruta y colócala en la nevera en una bolsa con cierre hermético. Con la vitamina C de los limones conseguimos combatir a la enzima polifenol encargada de oscurecer la fruta.
2- Usar bicarbonato para cocinar el pollo.
El bicarbonato de sodio podría serte de ayuda si no has tenido tiempo para marinar la carne o se te ha olvidado. Si antes de la cocción añades una pequeña cucharadita, puedes obtener un resultado similar.
Debes espolvorear el bicarbonato sobre la carne cruda, mezclarlo todo bien, taparlo con film transparente y dejar reposar la mezcla durante 15 minutos. Una vez realizado el proceso, enjuaga la carne para eliminar el bicarbonato y cocínala como harías normalmente.
A medida que la carne se vuelve menos fresca, también disminuyen sus niveles de pH, afectando a su textura y volviéndola más dura. El bicarbonato tiene un pH 9 que es considerado alto.
Al cubrir la carne, consigue aumentar sus niveles de pH y por lo tanto su capacidad de retención de agua. Con ello, conseguirás que tu carne no libere agua al cocinarla sino que la retenga, resultando mucho más tierna.
3- Reducir las calorías del arroz a la mitad.
En todas las cocinas, el arroz se convierte en un elemento básico para muchos platos. Hay que tener en cuenta que es un hidrato de carbono y contiene muchas calorías, que se pueden convertir en grasa si no consigues quemarlas. De hecho, una taza de arroz cocido contiene unas 240 kcal.
Pero no te preocupes, que se ha descubierto una técnica para manipular el almidón y evitar que se descomponga en glucosa.
Primero, añade una cucharada de aceite de coco al agua hirviendo. Vierte el arroz en el agua y cocínalo a fuego lento durante 8-10 minutos. Después de cocinarlo, necesitará reposar en la nevera durante 12 horas. Una vez que lo tengas, calienta en el microondas y sírvelo. Estarás comiendo un arroz con la mitad de calorías de lo normal.
Esto se consigue gracias a que el almidón del arroz viene en variedades digestibles y no digestibles. Los digestibles se convierten en glucosa y, por lo tanto, en grasa si no los quemas, mientras que los indigestibles no. El aceite de coco modifica la estructura del arroz.
Al enfriar el arroz durante 12 horas, se crean enlaces de hidrógeno, convirtiendo los digestibles en indigestibles y por lo tanto, sin peligro de que se trasforme y hagan que engordemos.
Te dejamos el siguiente vídeo para que lo puedas ver mejor:
¿Sabías estos trucos basados en hechos científicos? ¡No olvides compartir con todos tus amigos y familiares! Fuente: Sciencealert | Dailymail | Independent