Cuando un hígado funciona bien, limpia la sangre, ayuda a digerir los alimentos y combate las infecciones.
Por ello, cuando el hígado no hace su trabajo correctamente, pone nuestra vida en peligro causando desde inflamaciones hasta incluso cáncer.
Aquí van 5 signos que te ayudarán a saber si tienes daño hepático: 1- Piel amarillenta
Cuando tu piel o el blanco de tus ojos se vuelve amarillento, puede ser un aviso de que el hígado no está funcionando correctamente.
El tono amarillento es causado por la acumulación de bilirrubina, según afirma la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido añade que este síntoma llamado ictericia, puede ocurrir cuando el daño del hígado impide que este procese la bilirrubina. Las causas comunes de este tipo de daño hepático son la hepatitis, el cáncer, beber demasiado alcohol, abusar del éxtasis, la exposición a sustancias tóxicas y diversas infecciones.
2- La orina
La ictericia también cambia el color de la orina y de las heces, haciendo que la orina se oscurezca y las heces palidezcan, explica el Servicio Nacional de Salud.
3- Picazón
La Clínica Mayo afirma que el picor en la piel es uno de los síntomas de los problemas hemáticos, así como de la insuficiencia renal, el tiroides y el cáncer. Ese picor aparece normalmente por todo el cuerpo.
4- Hematomas
Las personas con daño hepático tienen más probabilidades de que les salga un moratón e incluso sangran más fácilmente, ya que su hígado frena la producción de las proteínas que se encargan de la coagulación de la sangre, tal y como afirma el Instituto de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.
5- Hinchazón
Cuando el hígado no puede hacer bien su trabajo, el organismo comienza a retener líquido en el abdomen y en las piernas, lo que causa su inflamación, según la clínica de Mayo.
En algunos casos, el daño hepático aparece sin síntomas aparentes, lo que hace más complicado diagnosticarlo. Una vez que aparecen los primeros síntomas, este problema debe tratarse ya que puede volverse muy graves causando riesgo de coma e incluso de muerte.
En esos momentos un transplante de hígado puede ser la única solución. Para evitarlo, asegúrate de hacerte chequeos rutinarios y acude al médico si tienes alguno de los síntomas mencionados anteriormente.
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