Admitidlo, todos deseamos (en secreto) poder ser niños de nuevo y volver a abrazar a nuestro padre o nuestra madre.

No había nada como quedarse dormido rodeado de tanto amor y la sensación de que estábamos totalmente a salvo del mundo. Y esa sensación se extiende a través de todas las especies, ya sean los humanos o los animales.

Los animales pueden no ser capaces de abrazar, besar y decirle a sus hijos que los aman de la misma manera que nosotros, pero sus lazos familiares son tan fuertes y amorosos como los nuestros.

Para este padre y sus crías, que ha sido un largo día repleto de olfateos, tiempo de juego, y ladridos, el gran padre simplemente no estaba dispuesto a irse mientras dormían la siesta.

Después de todo, no hay nada que desee más que estar con su hijos recién nacidos cada segundo (cuando empiezan a hablar, es una historia diferente). Con sus cuatro bebés a su lado, uno de los cuales esta incluso encima de él, puso sus patas alrededor de ellos y todos se echaron la siesta más linda que hayas visto nunca.

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