Con tan sólo 29 años, Sammi Edes, de Melbourne, Australia, se pensaba que estaba embarazada de gemelos.
Sin embargo, durante uno de los exámenes rutinarios con su médico se enfrentó a un descubrimiento totalmente inesperado.
rel="nofollow noopener noreferrer">Facebook / Sammi Edes
Los médicos no podían creer lo que descubrieron en la ecografía de Sammi durante su semana 20 de embarazo, o más bien lo que oyeron, un tercer latido de corazón.
La barriga de Sammi había estado creciendo a un ritmo muy rápido, y muchos de sus amigos ya le habían advertido que tenía un tamaño demasiado grande para su embarazo cuando publicaba fotos orgullosa en las redes sociales.
Pero claro, resultó que la joven madre no sólo estaba embarazada de gemelos, sino que iba a tener trillizos. Era sorprendente que no lo hubieran visto antes en ninguna ecografía.
Podría haber sido una sorpresa maravillosa, pero los médicos descubrieron también un grave motivo de preocupación cuando examinaron más de cerca al tercer bebé. Los tres bebés se estaban alimentando de la misma placenta.
Los médicos recomendaron inmediatamente a Sammi que abortara el tercer bebé, porque los tres no podrían obtener suficientes nutrientes de la misma placenta. Le dijeron que mantener a los tres era muy arriesgado y que uno o dos podrían tener la posibilidad de sobrevivir pero el tercero era complicado.
Sammi estaba realmente sorprendida pero también estaba segura de que no podía abortar a su tercer bebé. A pesar del consejo de los médicos, dijo que no quería jugar a ser dios y que todos merecían la misma oportunidad de vivir.
Durante la 30ª semana del embarazo nacieron los tres bebés: Hunter, Geoffrey y Thomas.
Un milagro entre milagros, los tres niños estaban sanos. Incluso el más pequeño del grupo, Thomas, a quién los médicos no esperaban ver vivo sobrevivió como un pequeño luchador.
Después de nacer los médicos decidieron analizar la placenta para ver cómo había sido posible que estuvieran sanos. Inyectaron líquidos de color en los extremos de los tres cordones umbilicales para ver qué parte se conectaba con cada bebé.
El resultado es una imagen espectacular pero que demostró que el alimento que Thomas recibía era menor que el de sus hermanos.
Sammi está feliz de haber confiado en su instinto en lugar de las advertencias de los médicos. Sammi cree que todo pasa por una razón y ahora está compartiendo su historia con todas las madres que no están segura sobre tomar decisiones correctas respecto a sus futuros bebés.
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