Karen Alpert estaba en un parque infantil con su hijo. Se encontraba distraída ayudando a un amigo de su hijo que estaba llorando y se perdió lo que estaba pasando en la "jungla" de juegos.
Su hijo estaba tratando de subirse a las barras, cuando una mujer desconocida comenzó a regañarle. Después de lo ocurrido, Karen respondió a esta mujer con una carta abierta en su blog. El mensaje que le envió fue bastante potente:
"Estimada desconocida que ha regañado a mi hijito hoy en el parque infantil:
déjeme aclarar esto. A ver, hoy su hija estaba tratando de subirse a las barras del parque, ¿no? Hasta aquí todo perfecto. El caso es que mi hijo también estaba intentando subirse a esas barras.
Pero resulta que como su hija no tenía mucha práctica en este juego, estaba tardando una eternidad en superar el recorrido, a veces se asustaba y se detenía justo en el medio.
Por este motivo mi hijo, impaciente e irrespetuoso, optó por empujarla y adelantarla... provocando que su hija se hiciera daño y llorase.
Ahora, antes de continuar, sólo quiero decir que sí, ya sé que debería haber estado allí cuando ocurrió esta escena, pero por desgracia estaba en el otro lado del parque consolando al amigo de mi hijo que estaba llorando.
Así que no, no estaba allí, pero ¿eso le da derecho a regañar a mi hijo?, ¿eso le da el derecho a hablar con él con severidad y decirle que ya basta?, ¿eso le da el derecho de actuar como si fuera la persona responsable, cuando en realidad él es mi hijo?
Ummmm, sí. Sí tiene todo el derecho.
No tuve la oportunidad de decirle esto hoy, pero GRACIAS. Porque si mi hijo actúa de forma inapropiada y no estoy alrededor por la razón que sea, tiene mi permiso para llamarle la atención y decirle que pare.
No estoy diciendo que usted tenga derecho a agredirle o gritarle sin control (eso no le corresponde a usted), pero no dude en decirle que deje de ser tonto si él no respeta su turno para acceder, como en este caso, a las barras del parque.
O si le da por utilizar el tobogán como no corresponde, o si lanza astillas de madera, o si dice palabrotas, o si se comporta como un matón, o, en definitiva, si hace algo que moleste a otra persona.
Porque aunque usted no sea su padre, usted es el adulto. Lo que significa que es más inteligente que él. Y sí, probablemente la gente ve raro que un extraño regañe o le llame la atención a un niño que no es el suyo, pero no es mi caso.
Se necesita unidad. Hoy en día todos vivimos en una gran comunidad, todos estamos conectados y necesitamos ayudarnos los unos a los otros para ser mejores.
Todos debemos ser capaces de dar consejos, de educar, de ayudar a ser mejores, de intervenir ante las injusticias para resolverlas, de apoyarnos cuando haga falta...y cuanto antes se aprenda y se enseñe esta actitud a los más pequeños, antes se disfrutará del progreso.
Siento no haber estado allí para hacer mi trabajo, así que gracias por ayudarme a hacerlo.
Sinceramente,
La madre del niño.
Dudo que la mujer, quien quiera que sea, espere recibir esta carta. Pero nunca se sabe, por lo pronto la historia ya ha sido compartida más de 300.000 veces. ¡Esta actitud demuestra la buena intención por hacer un mundo mejor!
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