El artista italiano de 30 años, Marco Grassi, realiza retratos intrincados de forma tan realista que parecen fotografías. Sin embargo, lo que hace que sus trabajos sean aún más notables son los detalles poco convencionales que les "da" a sus personajes. Al hacer esto, Grassi comienza a equilibrarse en una línea muy delgada entre el hiperrealismo y el surrealismo, jugando perfectamente con las mentes de su audiencia.
"Mi objetivo es despertar emociones profundas, tratando de hacer que la gente sea más sensible", dijo. "Quiero combinar la realidad y el surrealismo, explorando los pensamientos humanos y la naturaleza de una manera más personal". Algunos de sus temas aparecen como semihumanos y mitad estatuas, algunos se visten con telas coloridas o adquieren joyas futuristas, pero todos son tan convincentes que nos preguntamos por qué estas personas llamativas y misteriosas se ven de esa manera.
La cantidad de tiempo que Grassi emplea en una sola pieza varía según su tamaño y complejidad, pero generalmente el artista dedica por lo menos varios meses a un cuadro. "Es un trabajo muy largo y requiere una atención extrema en todas sus fases".
Al insertar elementos surrealistas en el cuerpo (en lugar de retratar únicamente sus características súper realistas), Grassi busca resaltar nuestra doble forma de ser: "Nuestro lado interior, íntimo y extremadamente sensible, en oposición a nuestro interés en la apariencia de las cosas, como un jarrón, una olla, un caparazón. Hermoso y precioso, pero vacío por dentro".
"El mayor desafío es siempre tratar de mantener un nivel de calidad extrema, tanto para la figura humana como para los elementos aplicados, intentando crear un trabajo homogéneo en todos los aspectos, así como superar la idea de pintar de una manera que imite la fotografía en exclusiva".