No mucho después de encontrar a su familia, encontró la alegría del césped y la sombra, los juegos en el jardín.
Incluso aprendió lo que significaba la amistad con otros animales. Antes tenía que luchar por la comida, o huir constantemente del peligro en las calles. Ahora ha encontrado a un gran amigo del que no se separa.
Poco a poco empezó a ganar peso y mejoró su salud.
Su piel empezó a curarse y una capa de pelo blanco y suave empezó a crecer de nuevo.
Kelsey empezó a disfrutar de las comodidades de vivir en una casa de verdad, una cama, siestas por las tardes, e infinitas cosquillas en la barriga!
Ahora no se parece en nada al pobre perro callejero que encontraron al principio no hace mucho tiempo…
Gracias a esta familia tan especial, Kelsey tiene una nueva vida y la está disfrutando cada minuto de ella.
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Fuente: Diply