No hay nada peor que despertarte en mitad de la noche sintiendo un intenso dolor en tu pierna. Otra vez, te ha vuelto a dar un tirón y de los fuertes.
Intentas aguantar en silencio la ola de dolor, pero tus ojos se llenan de lágrimas y el quejido es inminente.
Si tu pantorrilla no te deja dormir y tus noches han dejado de ser un lugar de descanso y relajación placentero por el miedo a que un calambre interrumpa tu sueño, hoy te traemos una solución que te devolverá la felicidad que tus noches necesitan.
¿Por qué tengo calambres nocturnos?
Los calambres nocturnos ocurren, en la mayoría de los casos, en las pantorrillas o gemelos, aunque en ocasiones también afectan a los muslos. Pueden durar varios segundos, pero hay quienes lo sufren durante minutos y la sensación puede variar desde una leve molestia hasta un dolor muscular extremo.
¿Cuál es el principal motivo de estos calambres?
Los calambres están provocados por una larga lista de detonantes, entre los más frecuentes se encuentra estar mucho tiempo sentado en una mala postura o hacer ejercicio intenso durante el día, especialmente si es cercano a la hora de dormir.
Las embarazadas, por si no tuviera ya suficiente, también sufren de estos calambres, así como las personas con diabetes, alcoholismo o Parkinson, que son más propensas a sufrir estos calambres nocturnos.
¿Cómo detener el dolor inmediatamente en el momento del calambre?
La mejor manera de eliminar el dolor sin salir de la cama es sentarte en ella con las piernas estiradas hacía delante y tirar de la punta del pie hacía ti. Debes imitar el movimiento que haces al levantar el pie del acelerador pero ayudándote con las manos.
También puedes salir de la cama y estirar el gemelo como en la imagen, pero en una noche de invierno es poco probable que quieras salir de debajo del calor de tu edredón.
Ahora ya podrás dormir a pierna suelta sabiendo que, si te da otro calambre, serás capaz de controlarlo con rapidez.