En gran parte de los países subdesarrollados, las personas con discapacidades son discriminadas y en muchos casos maltratadas.
No reciben la atención sanitaria que necesitan y suelen quedar aislados de los demás. Ese fue el caso de Nagina, una chica nepalí que nació con la piel llena de escamas.
En un artículo escrito para MailOnline, la escritora Anna Hodgekiss viajó a Nepal para documentar la historia de Nagina, y, para su sorpresa, su artículo se hizo viral.
El artículo explica que sus padres no tenían los medios económicos necesarios para hacer frente a la enfermedad de su hija.
Nagina vivía deprimida, no hablaba ni sonreía.
Cuando los trabajadores médicos encontraron y rescataron a Nagina, ella estaba viviendo dentro de un cobertizo en medio del campo.
Cuando Nagina llegó al Centro Hospitalario y de Rehabilitación para Niños Discapacitados, no podía caminar ni moverse.
En el hospital, los médicos le diagnosticaron a Nagina ictiosis, un trastorno de la piel que provoca que esté seca, agrietada y le salgan escamas. No existe cura para la ictiosis, y la falta de tratamiento provocó que esta pobre niña se quedase paralizada.
Direct Relief, una organización benéfica internacional, se enteró de la historia de Nagina y decidió ponerse en contacto con Vaseline, una empresa que fabrica vaselina, en busca de ayuda.
Según la compañía, la vaselina funciona creando una barrera de sellado entre las células de la piel secas o dañadas que bloquean la humedad y acelera el proceso de recuperación natural de la piel, ayudando a que se cure desde el interior.
Las enfermeras comenzaron a aplicar el tratamiento en la piel de Nagina envolviendo su cuerpo en una gasa empapada de vaselina.
Cada día, las enfermeras le cambiaban los vendajes por unos nuevos. Poco a poco, la piel de Nagina fue mejorando.
El Dr. Bibek Banskota, el director médico que supervisó su tratamiento, le confesó a Anna Hodgekiss que "La diferencia que algo tan simple como la vaselina había supuesto para la vida de Nagina era impresionante".
Por primera vez en la historia, Nagina sonrió.
También le dieron sesiones de fisioterapia para que pudiese moverse en silla de ruedas y conoció a otros niños con discapacidades.
Hoy en día, Nagina tiene 13 años y ya le han dado el alta en el hospital. Ahora está asistiendo a una escuela para niños con discapacidades, financiada por el Centro Hospitalario y de Rehabilitación para Niños Discapacitados.
Nagina no sólo se ha transformado físicamente, sino que psicológicamente es mucho más fuerte. Sus compañeros y maestros la describen como una niña increíblemente brillante.
Gracias a la vaselina, ¡Nagina puede vivir como una chica normal y feliz!
¡Comparte la sorprendente historia de Nagina con todos tus amigos! Fuente: Little Things