Tenemos que admitir que en cuanto a lo que al almacenamiento de comida se refiere, todos estamos un tanto perdidos.
La de incógnitas que nos pueden surgir cuando empezamos a vaciar las bolsas de la compra es realmente sorprendente. ¿Dónde guardo el salchichón? ¿Debería dejar los huevos dentro o fuera de la nevera? ¿Si los he comprado a temperatura ambiente, por qué todo el mundo los mete en el refrigerador? ¿¿Y la fruta, qué hago con la fruta??
No te preocupes. Es normal que tengas estas dudas, pues sin ir más lejos, la fruta deberá guardarse en el frigorífico o al aire libre dependiendo del tipo de fruta que sea, pues hay algunas que ven afectados su sabor y textura dependiendo de la temperatura a la que se guarden.
La fruta, ¿dentro o fuera de la nevera?
Temperatura del frigorífico
Antes de explicarte dónde deberías guardar cada fruta, te recordamos que la temperatura ideal de un frigorífico rondaría los 4 grados.
El área más fría se encuentra en la zona inferior del mismo, por lo que, a pesar de que todos las neveras suelen traer de serie unos cajones para la fruta y la verdura en esa zona, será recomendable guardar este tipo de alimentos en los estantes superiores, donde el frío les afectará lo menos posible. La parte inferior funciona mejor para conservar carnes y pescados.
Punto de maduración
Una vez que sabemos en qué lugar del frigorífico deberíamos almacenar la fruta, toca conocer cuáles deberemos de guardar a baja temperatura para mejorar su conservación. Con un poco de ojo, es bien sencillo averiguarlo.
Aquellas frutas que son recogidas antes de que alcancen su punto óptimo de maduración como pueden ser las peras, los melocotones, las nectarinas, las ciruelas, los caquis, los aguacates, los kiwis, los melones o los albaricoques, seguirán madurando con el tiempo.
Si las mantenemos a temperatura ambiente, no alteraremos el proceso de maduración y podremos disfrutar de un mayor sabor al comerlas.
Como podrás imaginar, en el caso de las frutas que son recolectadas en su punto óptimo de maduración, guardarlas al aire libre facilitará su descomposición, por lo que es recomendable llevarlas a la nevera y solo sacarlas 30 minutos antes de consumirlas.
En este grupo podríamos encontrar a las fresas y los frutos rojos en general (moras, arándanos, grosellas, frambuesas, cerezas...).
Algunas frutas son muy sensibles a los cambios de temperatura e incluso pueden llegar a perder su sabor si se guardan en frío. Este es el caso de los tomates. La próxima vez que los tomates te saben insípidos, prueba a sacarlos de la nevera y guardarlos en un lugar fresco.
Las manzanas, por ejemplo, pueden guardarse tanto dentro como fuera de la nevera, aunque si la almacenamos a baja temperatura evitaremos que adquieran la característica textura harinosa.
Lo único que deberemos tener en cuenta es que las manzanas desprenden etileno, una sustancia que acelera el proceso de maduración de las frutas cercanas. Por esta razón, quizás sea conveniente guardarlas por separado para evitar el deterioro del resto de la compra.
Los melones y sandías, antes de abrirlos, deberían estar a temperatura ambiente, aunque una vez abiertos tienen que ir al frigorífico.
Los cítricos también podemos guardarlos a temperatura ambiente o en el frigorífico si tenemos muchos y vamos a tardar en consumirlos. Si los guardas en la nevera, recuerda sacarlos algunos minutos antes de consumirlos para que recuperen su temperatura, pues así producirán mucho más zumo cuando sean exprimidos.
¿Guardas la fruta correctamente? ¿Cómo sueles hacerlo tú? ¡Déjanos tu respuesta en los comentarios!
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