Hace un tiempo que esta historia anda circulando por Internet. Se trata de una mujer que decidió poner su relación a prueba y en el proceso aprendió una lección muy importante. Es posible que tengas que contener la risa...
Después de que la chispa en su relación se hubiera desvanecido un poco, a una mujer se le ocurrió, lo que en su opinión era, una idea brillante:
quería poner a prueba a su novio para ver con qué seriedad se tomaba su relación, cómo podía reaccionar si ella de repente lo dejaba, y qué podría pensar de los sentimientos que ella expresaba hacia él.
Para obtener algunas respuestas a estas preguntas, escribió a su novio una carta diciéndole que la relación había terminado, que ya había tenido suficiente, y que no veía ningún sentido en continuar con él. Realmente todo lo que quería era conocer su reacción, pero, obviamente, no quería dejarlo.
Una vez que terminó la carta, la colocó sobre el escritorio de su novio, justo donde sabía que la encontraría. Por supuesto no quería perderse su reacción, por lo que decidió ocultarse debajo de su cama y esperar a que llegara.
Finalmente su novio llegó a casa. Estaba nerviosa y emocionada, acostada en tensión debajo de la cama. Entró en la habitación y empezó a leer la carta. Cuando terminó la lectura, la mujer no podía creer lo que oía. ¿Qué estaba pasando? Él comenzó a silbar con despreocupación y agarró su teléfono para hacer una llamada. Esto no podía estar pasando. Entonces escuchó la conversación de su novio por teléfono:
"Hola querida, voy para allá. La tonta finalmente se ha dado cuenta de que la estaba engañando. ¡Ya se ha ido, qué error de relación! Estoy muy feliz de ser por fin libre! Ojalá te hubiera conocido antes, te veo pronto".
La mujer estaba muy aturdida. ¿Cómo podía estar ocurriendo eso? Realmente no tenía ni idea. Se quedó allí en estado de shock durante unos minutos.
Su novio parecía estar recogiendo algunas cosas. Una vez que él había salido del piso, las lágrimas de la chica comenzaron a caer por su cara y lentamente fue saliendo de su escondite.
Se recompuso y miró alrededor de la habitación. ¡Había una segunda carta sobre la mesa! Era de su novio y estaba dirigida a ella. La cogió y comenzó a leer. Cuando terminó, se sintió muy avergonzada, pero claramente aliviada.
¿Cómo podía haber sido tan estúpida? La carta decía:
"Tú, graciosa, la próxima vez que quieras ponerme a prueba, asegúrate de que tus pies no están saliendo hacia fuera de debajo de la cama. Sólo he ido a la tienda. Hasta pronto amor."
Bueno, al fin y al cabo fue una historia con final feliz. ¡Pero si alguna vez decides poner a prueba a tu pareja, asegúrate de que no te la juegan poniéndote a prueba en realidad a ti!