Tras el glamour del mayor icono de estilo de Hollywood, Audrey Hepburn, hay algo más que una figura deslumbrante y un rostro casi enternecedor. Se esconde la historia de una chica que vivió en primera persona uno de los mayores horrores de la humanidad: la II Guerra Mundial.
El pasado poco conocido de Audrey Hepburn
El 4 de mayo 1929 nació en el seno de familia aristócrata Audrey Kathleen Ruston, o como todos la conocemos: Audrey Hepburn. De madre holandesa y padre inglés, sus raíces se encuentran en Bélgica.
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Desde ese momento no tuvo residencia fija y pasó gran parte de su niñez en Inglaterra formándose para ser bailarina. Un pequeño sueño que no pudo ser debido a los estragos de la desnutrición. El 1 de septiembre de 1939, Alemania invade Polonia e Inglaterra le declara la guerra. Su madre y ella decidieron refugiarse en Holanda.
Allí, siguió formándose, ¿quién sabe? Esa terrible guerra debía de acabar algún día. Pero la guerra empeoró y con ella la posibilidad de ver su sueño cumplido. Su gran ilusión se fue desvaneciendo. Aunque logró casi rozarlo.
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En 1944, la protagonista de Desayuno con Diamantes, ya era bailarina y usaba el dinero que conseguía en sus espectáculos para colaborar con la resistencia holandesa. Tanto ella como su madre celebraban reuniones clandestinas para la resistencia, de la que su tío y ellas de forma indirecta eran miembros.
La actriz llegó a decir en una ocasión que era el mejor público que había tenido ya que al terminar la actuación no se oía nada, ya que debían mantener silencio para no ser descubiertos.
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La guerra fue avanzando, la comida escaseando y el miedo aumentando. Tras el desembarco de Normandía, las tropas alemanas confiscaron los alimentos y el combustible.
La gente tenía frío y moría de hambre en las calles. Aquel fue bautizado como el "invierno del hambre". Algunos, entre ellos Hepburn, consiguieron sobrevivir haciendo harina a través de tulipanes.
"Tengo recuerdos. Recuerdo estar en la estación de tren viendo cómo se llevaban a los judíos. Recuerdo a un niño en particular, iba con sus padres, muy pálido, muy rubio, usando un abrigo que le quedaba muy grande mientras entraba en el tren. Yo era una niña observando a un niño", reconoció la actriz.
Pero no fue el hambre lo peor de aquella guerra. Arnhem, la ciudad donde ella y su familia se refugiaban fue invadida y bombardeada por los alemanes. Su tío y un primo de su madre fueron capturados y fusilados como miembros de la resistencia, incluso su hermano fue capturado e internado en un campo de trabajo.
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"Vimos fusilamientos. Vimos a hombres jóvenes ponerse contra la pared y ser tiroteados. Cerraban la calle y después la volvían a abrir para que pasarás como si nada. Tengo marcado un lugar en el diario de Ana Frank en el que dice que han fusilado a cinco rehenes. Ese fue el día que mataron a mi tío. En las palabras de esa niña yo leía lo que aún sentía en mi interior", confesó.
La vida durante una guerra no entiende de edades ni de sueños. La guerra destruye y castiga todo lo que toca dejando una huella incurable en quienes la soportan. La pequeña Audrey Kathleen Ruston, logró sobrevivir a aquel infierno para convertirse en el icono que todos hemos admirado.
Sin embargo, hay algo de lo que nunca se escapa: Los recuerdos.
