Hoy día las dieta es un tema muy de actualidad, probablemente porque la mayoría de la población tiene o cree que tiene problemas de peso en algún momento de su vida.
Sin embargo, a pesar de lo mucho que se habla de ello existen muchos malentendidos y desinformación respecto a este tema como por ejemplo el hecho de pensar que la grasa se transforma en energía, en calor o en músculo cuando hacemos ejercicio.
Según Andrew Brown, de la Universidad de Gales del Sur, ha explicado que cuando se pierde peso la mayor parte de la grasa que se elimina se convierte en dióxido de carbono.
Sus conocimientos se basan principalmente en la bioquímica por lo que ha invertido tiempo en demostrar este hecho.
Hay una sorprendente ignorancia respecto a todo lo que tiene que ver con el proceso de perder peso y de saber cómo funciona nuestro cuerpo, y que casi nadie sabe que todo esa grasa que eliminamos termina en el aire que respiramos.
El exceso de hidratos de carbono y proteínas se transforman en compuestos químicos denominados triglicéridos (compuestos por carbono, hidrógeno y oxígeno) y se almacenan en las gotas de lípidos de las células de grasa o adipocitos. Para perder peso hay que metabolizar dichos triglicéridos y eso significa liberar el carbono de dichas células de grasa.
Por ejemplo: para perder 10 kg de grasa se requiere la inhalación de 29 kg de oxígeno, lo que produce a su vez 28 kg de dióxido de carbono y 11 kg de agua.
Al parecer nuestros pulmones también son muy necesarios y juegan un papel fundamental cuando se trata de adelgazar. También se ha probado que se pierde parte de la grasa, aunque en menor cantidad, a través de la orina, las heces, el sudor y las lágrimas.
Esto no significa que por respirar más vayas a adelgazar rápidamente, ya que la respiración más rápida de lo normal puede llevar a mareos, palpitaciones y confusión por lo que intenta mantener una vida sana, haciendo ejercicio y respirando correctamente.