Ahora llega el momento de poner las patatas en una bandeja y añadirles un poco de aceite de oliva y sal.
Añade el aceite al gusto y esparce un poco de sal.
¡Tu magnífica patata está lista para meterla en el horno!
Coloca las patatas sobre papel de aluminio e introdúcelas en el horno. Déjalas que se cocinen en el horno 30 minutos a 220 grados.
Después de 30 minutos, saca las patatas y añade un poco más de aceite y sal.
Vuelve a introducir las patatas en el horno otros 30 minutos. Cuando pasen esos últimos minutos, puedes sacar tu crujiente patata y disfrutar de tu perfecta obra.
¡Pero espera, aún no hemos acabado!
Esparce un poco de queso sobre la patata y deja que se gratine en el horno. ¡Vale la pena esperar, el resultado será increíble!
¡Deja que se cocine 5 minutos!
Esos últimos y eternos 5 minutos harán que el queso se gratine y quede muy crujiente.
Una vez que el queso esté en su punto, saca las patatas del horno por última vez.
¡Por fin! La patata está lista. En este punto puedes añadirle lo que más te guste, bacon, alguna salsa, verduras…
¡No vas a conocer una mejor forma de disfrutar de una buena patata al horno que no sea esta!
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Fuente: wimp