Probablemente seas de los que piensa que las personas que se muerden las uñas de forma compulsiva deben su vicio a un síntoma de ansiedad.
Por alguna razón, cuando vemos a alguien mordiéndose las uñas, directamente asumimos que tienen algún pensamiento que les perturba en la mente.
Esto no es más que una suposición, y como suele ocurrir, las suposiciones pueden ser incorrectas.
Resulta que la ciencia ha demostrado que hay mucho más detrás de este hábito "nervioso" que la simple ansiedad. Un estudio ha observado que las personas que se muerden las uñas suelen compartir un rasgo de personalidad bastante inesperado.
Aunque puede parecer un comportamiento algo raro, diversos estudios estiman que entorno al 20-30% de la población mundial se muerde las uñas.
El hábito en sí, que podría estar causado por la ansiedad, puede derivar en un problema de autoestima, lo que a su vez causa más ansiedad. Es por esto que morderse las uñas puede dar lugar a un ciclo sin fin.
Este tipo de comportamientos son muy difíciles de abandonar. Los investigadores incluso han encontrado que el simple acto de morderse las uñas puede ofrecer un efecto calmante en el sistema nervioso.
Y es que, aunque las causas por las que cada persona se muerde las uñas pueden variar, esta manía comparte una característica común entre todos sus practicantes: morderse las uñas revela un impulso implacable por alcanzar la perfección.
De acuerdo a un estudio publicado en Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, morderse las uñas parece ser un indicador de que la persona es perfeccionista. Atendiendo a esta afirmación, una persona se muerde las uñas al sentirse frustrada ante la imperfección.
La imperfección podría estar originada por diferentes razones, desde una pelea con la pareja, un fracaso laboral o la pérdida de un objetivo. Cuando alguien falla en su camino hasta una meta, ya sea real o imaginaria, combate su frustración mordiéndose las uñas.
A los perfeccionistas les gusta ir siempre hacia delante. Cuando las cosas no van como deberían, se frustran y se aburren. Ahí es donde entra en juego el mordisqueo de uñas en un intento por salvar el día.
El autor del estudio, el Dr. Kieron O'Connor, escribió: "Creemos que las personas con estos comportamientos repetitivos pueden ser perfeccionistas, lo que significa que son incapaces de relajarse y realizar tareas a un ritmo normal. Esto los hace más propensos a sentir frustración, impaciencia y insatisfacción cuando no alcanzan sus objetivos".