Las pechugas de pollo se encuentran en la mayoría de nuestras dietas diarias. Son un elemento que puedes encontrar en cualquier nevera y sin embargo suelen traer el problema de que quedan secas al cocinarlas bastante a menudo por lo que otros prefieren comprar otras parte del pollo.
Sin embargo hoy te traemos más que una receta, un proceso para hacer que tus pechugas nunca más vuelvan a quedarse secas al cocinarlas.
Lo que necesitarás:
- 4 cucharadas de sal disueltas en 6 tazas de agua tibia
- 2 pechugas de pollo sin piel
- 2 cucharadas de mantequilla derretida
- Condimentos
- Ajo en polvo
- 1 cucharada de sal
- 1/2 cucharadita de pimienta recién molida
- 1/4 cucharadita de pimentón
Cómo prepararlas:
1- Hacer una salmuera para el pollo: sumerge las pechugas de pollo durante 4-8 horas en agua a temperatura ambiente con la sal y guárdalas en la nevera. Si tienes prisa puedes mezclar la sal con agua caliente y sumergir las pechugas durante 15 o 30 minutos sin refrigeración.
2- Precaliente el horno a 220º y retira el pollo del agua. Seca el pollo con unas servilletas de papel y ponlas en una fuente para horno.
3- Unta la mantequilla derretida con un pincel por toda la pechuga y rocía las especias.
4- Hornea el pollo durante 15 o 20 minutos dependiendo del tamaño de las pechugas. Si el pollo estaba en la nevera pueden tardar hasta 45 minutos.
5- Saca el pollo del horno y déjalo reposar al menos durante 5 minutos. Este paso es muy necesario ya que es el momento en el que los jugos se absorben. Puedes servirlo después de esperar este tiempo.
Te aseguramos que las pechugas quedarán deliciosas y completamente jugosas. Es una técnica muy práctica para prepararlas y no requieren mucho esfuerzo ni muchos ingredientes.
¡No te olvides de compartir este truco para que todos tus amigos cocinen las mejores pechugas de pollo de su vida!