Actualmente vivimos en una época en la que las mujeres podemos decidir si queremos ser madres y en qué momento serlo. Hasta la ciencia ha querido apoyarnos y darnos la posibilidad de serlo en solitario.
Muchas mujeres van retrasando esta decisión. Unas por priorizar su carrera profesional, otras porque no encuentran a una pareja o simplemente porque no se sienten preparadas.
Sin embargo, a muchas les da pánico arrepentirse de no haber sido madres cuando son conscientes de que el reloj biológico avanza.
Esta decisión suele necesitar un tiempo para reflexionar y evaluar la situación y es probable que en muchos casos no encuentres el momento adecuado para este gran cambio.
Rocío Carmona es una psicóloga a la que le ha cambiado la vida, ya que ha sido madre de una niña hace unos siete meses. Explica que no solemos plantearnos de forma consciente si queremos ser madres o no.
"Desde pequeñitas se da por hecho que lo vamos a ser, que es un hito que debemos cumplir en nuestras vidas y que ese momento llegará cuando tengamos una pareja y un trabajo más o menos estable y a una edad determinada. Ese es el momento en el que se supone que ya toca ser madre," explica Rocío.
Es consciente de que hay mujeres que no estarán de acuerdo. Sin embargo, explica que las mujeres que deciden no serlo, notan más la presión social que las que deciden tener hijos, no porque no se ejerza presión sobre las segundas, sino porque no se han parado a reflexionar.
"Se idealiza tanto la maternidad que se piensa que nos va a hacer felices y que es el paso imprescindible y necesario para la realización personal," recalca la psicóloga.
Rocío también piensa que para tomar la decisión deberíamos plantearnos si realmente queremos ser madres y con quién queremos ser madres, ya que actualmente podemos decidir si queremos o no tener pareja y qué tipo de pareja queremos a nuestro lado.
También se debe considerar el tiempo real del que disponemos, para no tener que dejar a nuestro hijo con una tercera persona, si nuestra economía nos lo permite y si estamos preparadas mentalmente para todos estos cambios.
"Jamás debería ser una decisión tomada para arreglar una relación de pareja ni para arreglar un malestar personal," aconseja la psicóloga.
