Los oftalmólogos de Australia han dado la voz de alarma para tratar de concienciar a los padres de que los punteros láser NO son juguetes.
A pesar de que muchos de ellos se los compran a sus hijos por la diversión que puede llegar a ofrecer gracias a las distintas piezas intercambiables que muchos de ellos traen, permitiendo proyectar todo tipo de figuras y formas sobre la pared.
Esta historia comienza cuando el oftalmólogo Ben Armitage comenzó a investigar los problemas de visión en un chico de 6 años de edad.
"Cuando vinieron a verme y los padres me dijeron que la noche del viernes había estado jugando con un puntero láser que su tío le había regalado en la feria, y desafortunadamente le deslumbró por accidente en sus ojos durante un corto periodo de tiempo".
¿El resultado? La visión del chico es ahora sólo el 25% de lo que se consideraría una visión 20/20, por lo que ha perdido un 75% de su visión total.
"Lo que ocurrió fue que se quemó la retina en la parte posterior del ojo, junto a una zona llamada mácula", decía Armitage.
Debido a que la mácula es una zona realmente sensible, los efectos de la pérdida de visión se exageraron. El chico decía que no sintió dolor en ese momento, pero empezó a notar cómo iba perdiendo la visión progresivamente.
Armitage espera que cuando baje la inflamación, se pueda recuperar parte de la visión. ¿Qué es lo peor de todo esto? El daño no se puede arreglar... ni siquiera con gafas
La quemadura del láser ocurrió en áreas en las que el chico nunca volverá a recuperar la visión completa.
Piensa acerca de la situación de esta manera: imagina que tienes una cámara de fotos y se daña el sensor.
No importa la lente del objetivo que le pongas posteriormente, siempre habrá un área donde la visión estará muy afectada en la cámara. El ojo funciona de la misma forma.
En el caso de este pequeño, el área afectada fue la central, que es la que te permite enfocar directamente, permitiéndote leer, conducir, y ver los detalles definidos. No hay cirugía, gafas o intervención que le ayuden a recuperar esa visión central.
Lo único que podemos hacer ahora es que esta mala experiencia sirva como lección para todos los padres del mundo y tengamos en cuenta que los punteros láser no son un juguete, y que hay que tener mucho cuidado al manejarlos.
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