¿Te has parado a pensar alguna vez en esos hábitos diarios que nos enseñan desde niños y que repetimos sin cuestionarlos? A menudo damos por sentado que hay cosas “buenas” y “malas” para nuestro cuerpo o para nuestro entorno, pero ¿y si te dijera que algunos de esos hábitos no son tan beneficiosos como pensábamos?
Hoy te mostramos 8 hábitos muy comunes que, probablemente, siempre has hecho creyendo que eran necesarios o saludables, pero que pueden tener un efecto contrario al esperado. ¡Te sorprenderás!
8 Hábitos que no son tan buenos como pensamos
1. Quedarse de pie lejos del microondas
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Durante años se ha extendido la creencia de que el microondas es peligroso y de que debemos alejarnos de él cuando está en funcionamiento. La realidad es que este electrodoméstico no produce radiaciones ionizantes dañinas (como los rayos X) que modifiquen nuestro ADN. Está diseñado para que las microondas que emite no salgan de su interior y, por tanto, no afecten a quienes están cerca.
Curiosamente, el microondas fue inventado por el ingeniero Percy Spencer en 1945, y su uso se popularizó rápido gracias a la comodidad que aporta. Así que, la próxima vez que lo enciendas, no te preocupes demasiado por estar al lado esperando a que tu comida se caliente.
2. Lavar cualquier tipo de alimento
Todos tenemos el hábito de lavar alimentos antes de cocinarlos. Sin embargo, no todo necesita un aclarado previo. La carne, por ejemplo, no debería lavarse porque así podrías esparcir bacterias por toda la cocina. De hecho, estas bacterias se eliminan con la cocción.
En cambio, las frutas y verduras sí conviene lavarlas antes de cortarlas o comerlas para eliminar restos de pesticidas, suciedad o posibles microorganismos. ¡Cuidado! Elige siempre una superficie limpia y unas manos limpias para manipularlas.
3. Es malo cruzar las piernas
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¿Has oído aquello de que cruzar las piernas produce varices o mala circulación? Si es así, no eres el único. Sin embargo, estudios recientes desmienten que cruzarlas provoque la aparición de venas varicosas directamente.
Lo cierto es que pasar demasiado tiempo en una misma posición (sin importar cómo coloques las piernas) puede acarrear problemas circulatorios, por lo que la clave está en moverse de forma regular. Levántate de la silla de vez en cuando y da un pequeño paseo para mantener una buena salud cardiovascular.
4. Limpiar los oídos
Nuestro cuerpo es un mecanismo casi perfecto. Concretamente, la cera de los oídos está diseñada para protegerlos de bacterias y partículas externas, y se expulsa de manera natural a través de los canales auditivos.
Si intentas eliminarla con bastoncillos de algodón u otros objetos, podrías empujar la cera hacia dentro y ocasionar tapones u otras molestias. En realidad, una limpieza suave con la toalla tras la ducha basta para eliminar el exceso superficial de cerumen. ¡No hace falta más!
5. Tirar de la cadena con la tapa abierta
Seguro que sabes que siempre hay que tirar de la cadena, pero… ¿cómo? Si lo haces con la tapa abierta, las bacterias presentes en el inodoro podrían salir disparadas y esparcirse por todo el baño.
Es muy recomendable bajar la tapa antes de tirar de la cadena para evitar esa “lluvia de gérmenes”. Así mantendrás tu baño más limpio y seguro. ¡Una costumbre tan sencilla como efectiva!
6. Limpiar la nariz
Cuando tenemos la nariz taponada, la primera reacción suele ser llevarnos los dedos a la nariz para extraer lo que nos molesta. Sin embargo, meter los dedos o hurgar con frecuencia puede causar lesiones e infecciones porque introduces bacterias externas directamente en tu nariz.
Al igual que ocurre con los oídos, la nariz tiende a autolimpiar sus conductos de manera natural. En caso de congestión, lo más efectivo y respetuoso con la mucosa es sonarse con cuidado o usar agua con sal para un lavado nasal suave.
7. Cepillarse los dientes después de comer
Lavarnos los dientes varias veces al día es un gran hábito, pero cepillarlos justo después de comer puede ser perjudicial para el esmalte. Los dentistas suelen recomendar esperar 30-60 minutos antes de hacerlo, sobre todo si has consumido alimentos ácidos o azucarados.
Mientras tanto, puedes enjuagarte la boca con agua o mascar chicle sin azúcar para estimular la saliva y así ayudar a proteger el esmalte. Verás que tus dientes lo agradecerán.
8. El ordenador es malo para los ojos
Pasar horas frente a la pantalla cansa la vista, puede provocar sequedad ocular y derivar en dolores de cuello y espalda, pero no hay evidencia clara de que produzca daños irreversibles en la visión.
Los expertos aconsejan la regla del 20-20-20: cada 20 minutos, aparta la vista del monitor durante 20 segundos y enfoca un objeto a 20 pies (unos 6 metros). De esta manera, darás un respiro a tus ojos y evitarás que se resequen.
¿Qué te ha parecido?
¿Creías que llevabas toda la vida haciéndolo bien y te has enterado de que alguna de estas rutinas no es tan necesaria como pensabas? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
A veces, aquello que nos han enseñado como “lo correcto” puede estar basado en mitos o información antigua que no se ajusta a la realidad actual. Lo importante es tener espíritu crítico y estar abiertos a revisar nuestros hábitos de vez en cuando.
Si te ha parecido interesante y quieres que más gente se entere de estos falsos mitos, ¡anímate a compartir este artículo! Y si crees que hay otros hábitos dudosos que todos deberíamos replantearnos, déjalo en los comentarios. ¿Te animas a votar con las flechas ⬆️⬇️ y contarnos tu experiencia?