Cuando era joven odiaba asistir a clases de ciencias. Eran demasiado aburridas, no hacíamos nada excepto leer libros de texto y escuchar la tediosa charla del profesor.
A mi forma de entender, era imposible que la ciencia pudiese ser divertida. Sin embargo, mi opinión cambió por completo cuando encontré estos experimentos científicos por internet.
Existen ciertos experimentos que todo el mundo puede hacer y que son capaces de dejar boquiabierto a cualquier niño. Puede que no lleguen a comprender completamente la explicación que existe tras ellos, pero sin duda alguna los recordarán toda la vida e incluso se podría despertar en ellos un especial interés por la ciencia.
¿Cómo es que nadie me enseñó estos experimentos cuando era niño? Habría convertido la ciencia en algo super divertido e interesante.
¡Definitivamente tengo que probar estos experimentos con mis hijos!
Bolsa de agua a prueba de pinchazos
Materiales necesarios:
- 2 bolsas de plástico (preferiblemente con cierre de cremalla)
- Lápices
- Agua
Experimento:
Perfora la primera bolsa con los lápices antes de llenarla de agua, cuando viertas el agua, esta se saldrá por los agujeros. A continuación, perfora la segunda bolsa con lápices después de llenarla de agua, no habrá ninguna fuga, tan solo verás unas cuantas gotas deslizándose por los lápices.
Explicación:
La mayoría de las bolsas de plástico están hechas de polietileno. El polietileno es un polímero, es decir, una molécula muy grande formada por la repetición de muchas moléculas más pequeñas llamadas monómeros.
En el experimento, los lápices se abren paso a través de la maraña de moléculas de polietileno. Las macromoléculas empujan contra los lápices rodeándolos firmemente y creando un sello que evita la fuga de agua.
Globo resistente al fuego
Materiales necesarios:
- 2 globos
- 1 vela
- Cerillas
- Agua
Experimento:
Llena uno de los globos solo con aire y manténlo sobre una vela encendida para demostrar a los más pequeños que si acercas el globo a la llama, éste estalla. Luego llena un segundo globo con agua y aproxímalo a la vela. Los niños se quedarán pasmados al comprobar que esta vez el globo no estalla.
Explicación:
El agua dentro del globo absorbe el calor de la llama de la vela, lo que permite que el caucho del globo resista el calor y no reviente.
Col de colores
Materiales necesarios:
- 4 vasos de agua
- Varias hojas de col
- Colorante alimenticio
Experimento:
Coloca varias gotas de colorante alimenticio en cada vaso de agua, luego introduce una sola hoja de col en cada uno de los vasos. Deja que las hojas de col reposen en los vasos durante toda la noche. A la mañana siguiente podrás comprobar como estas han cambiado de color.
Explicación:
El cambio de color de las hojas de col se debe al agua tintada absorbida por las mismas mediante capilaridad. La capilaridad es una propiedad de los líquidos que depende de la tensión superficial la cual, a su vez, depende de la cohesión del líquido y que le confiere la capacidad de subir o bajar por un tubo capilar, es decir, si el líquido tiene la suficiente cohesión y el tubo por el que discurrirá es lo suficiente estrecho (como sucede con los túbulos de las hojas de col), este ascenderá a través del tubo por sí solo. Las hojas de col absorberán el agua de los vasos, y de la misma forma absorberán cualquier colorante que esté disuelto en el agua.
Huevo flotante
Materiales necesarios:
- 2 huevos
- 2 vasos de agua
- Sal
Experimento:
Coloca un huevo en un vaso de agua normal. Vierte agua caliente en el segundo vaso y disuelve un par de cucharadas de sal en el agua. Luego deja caer un huevo en cada vaso y descubrirás que el huevo del segundo vaso flota mientras que el del primero no.
Explicación:
Debido a que la densidad del huevo es mayor que la del agua, el primer huevo se hundirá. Cuando agregamos sal al agua, aumentamos la densidad del la misma. De esta manera la densidad del huevo ahora es menor a la del agua del segundo vaso, por lo que el huevo se quedará flotando en la superficie.
Cerilla sin sombra
Materiales necesarios:
- 1 cerilla
- 1 linterna
Experimento:
Enciende una cerilla y manténla a unos 10 centímetros alejada de una pared. Utiliza una linterna para iluminar la cerilla que tienes en la mano. Verás que solo la mano y la cerilla proyectan sombra en la pared.
Explicación:
El fuego no produce sombra ya que no impide el paso de la luz através de sí mismo de la misma manera que lo hacen los materiales físicos.