A pesar de lo que podríamos pensar, un entrenamiento físico no termina cuando terminamos de correr o dejamos de levantar pesas.
En muchas ocasiones cometemos los primeros errores justo después de finalizar nuestro entrenamiento ya sea por dejadez o por simple desconocimiento.
Gracias a la ayuda de Juan Francisco Marco, profesor del centro de alto rendimiento de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness hemos podido elaborar una lista con los malos hábitos más comunes en los que solemos caer después de realizar una actividad física.
Estos son algunos de los fallos que tiran por la borda todo el esfuerzo de tu entrenamiento:
1- No hidratarte
Es necesario que estemos bien hidratados antes, durante y después de realizar ejercicio. El agua es parte fundamental de todas nuestras funciones biológicas, por lo que no debemos olvidar reponer el agua que gastamos durante un entrenamiento.
Después de realizar cualquier ejercicio intenso es muy recomendable consumir alguna bebida isotónica. Es importante no confundir las bebidas isotónicas con las energéticas que están fabricadas a base de taurina o guaraná. Estas bebidas estimulantes activan el organismo en lugar de llevarnos de vuelta a la calma y normalizar nuestros niveles fisiológicos.
2- No comer después del entrenamiento
Además de hidratarnos correctamente necesitaremos reponer los depósitos de glucógenos para restaurar la energía perdida y las proteínas quemadas para reparar las microrroturas que se producen a nivel muscular.
Aunque muchas personas optan por los batidos post-entrenamiento, es suficiente con una alimentación normal. Debemos recordar que el hecho de hacer ejercicio no nos da derecho a comer cualquier cosa. Para recuperar proteína se recomienda que esta sea de absorción rápida para aprovechar la congestión del músculo, cuando está más contraído y tiene un mayor riego sanguíneo. Podemos encontrar este tipo de proteína en el atún y la soja entre otros.
En cuanto al glucógeno, se recomienda restablecer los niveles a través de carbohidratos de absorción media o lenta como pueden ser el arroz, la pasta o los cereales.
3- No abrigarse
Cuando nos acaloramos tras realizar ejercicio solemos cometer el error de abrigarnos muy poco o incluso dejarlo para después. Este hábito tan común afecta negativamente a nuestro organismo ya que este se esforzará para que nos recuperemos del trabajo realizado haciendo que nuestras defensas bajen, será por tanto en ese momento cuando seremos más débiles ante posibles enfermedades.
Lo mejor siempre será comenzar a realizar el ejercicio abrigado para mantener el calor corporal e ir destapando el cuerpo mientras se va realizando el calentamiento. Una vez finalizado el ejercicio nos abrigaremos por completo hasta que hayamos nuestra temperatura.
4- Estar en absoluto reposo
Por más intensa que sea nuestra rutina de ejercicio, nunca conseguirá contrarrestar el efecto negativo que supone permanecer totalmente inmóvil durante demasiado tiempo.
Es importante no caer en la tentación de tirarnos al sofá después de llegar del gimnasio. Puede ser contraproducente pasar de un ejercicio intenso a la inactividad de forma inmediata. Es necesario desacelerar el cuerpo progresivamente manteniéndolo activo con cualquier actividad de una intensidad mínima.
5- No estirar
Es imprescindible que los músculos se relajen y estabilicemos nuestro sistema cardiorrespiratorio una vez que hemos realizado cualquier actividad física.
Para conseguirlo es tan simple como realizar alguna serie de estiramientos suaves para descargar la tensión de los músculos. Lo más recomendable es hacerlo de manera que haya una mínima tensión muscular durante 15 o 20 segundos por estiramiento y que no hagamos más de dos estiramientos por músculo.
6- No ducharte
Más allá del tema higiénico, una ducha fría tras un ejercicio estimula la circulación sanguínea, congestiona la masa muscular, tonifica la piel y ayuda con la lipólisis, un proceso metabólico en el que se queman lípidos debido a un cambio muy brusco de temperatura.
7- Fumar
Puede resultar obvio, pero muchas personas caen en este fallo tan evidente y buscan en sus mochilas los cigarrillos minutos después de realizar una actividad física con el fin de relajarse.
El problema es que si fumar es dañino de por sí, el efecto se multiplica cuando nuestro sistema respiratorio está más activo, de manera que una mayor cantidad de toxinas propias del tabaco entra más fácilmente a los pulmones y al organismo.